Sentado en un sofá, cruzado de piernas, moviendo la cabeza de arriba para abajo con suavidad y tacto, al ritmo de Memories Can’t Wait de Talking Heads, piensa en cosas que sólo a él se le ocurrían, cosas como viajar por el universo oscuro que habita en su cabeza, cosas como él leyendo mentes y él volando entre palabras que toman vida, aún más vida.
Así pasaron los minutos, que para él fueron horas, escuchando canciones de Talking Heads, escuchando conciencias y sus propias ideas, escuchando algo a lo que nunca había prestado atención, escuchando un poco de silencio cada que se sorprendía por una nueva idea, y era necesario reposar el cerebro para después intentar nuevamente entender esa nueva y brillante idea nueva.
Así pasaron las reflexiones por su cabeza, al ritmo de Road To Nowhere, al ritmo de un corazón que latía normalmente, sin acelerar ni retroceder por un segundo, así pasaron por su cabeza nuevas formas de ver las cosas, sus antiguas ideas, sus antiguos principios, sus antiguos ideales, todos vistos desde una nueva perspectiva, desde unos ojos que no eran de él a pesar de que sí eran de él.
Así pasaron canciones, una tras otra, cada una dejando algo, algún dato, alguna palabra, idea, moraleja, consejo, así pasaban las canciones, una tras de otra, como pisándose los talones pero siempre respetándose, así pasaron varias canciones, y cada una de ellas eran de Talking Heads.
(Nothing But) Flowers.
Él es feliz como un ángel enviado a la tierra para cuidar de alguien, como un mensajero con un paquete por entregar, como un perro dentro de una familia donde es respetado, como una nube volando bajo, como un niña a la que le acaban de decir que salió todo perfecto en su operación, como una persona que acaba de salir de coma y lo recuerda todo.
Así pasaron dos horas, así pasaron 120 minutos, así pasaron miles de ideas, así pasaron muchas canciones, así pasaron mejores días imaginados por él, así pasaron felicidades dentro de su corazón, así pasaron viajes y regresos, así pasaron lágrimas y sonrisas por su rostro.
Once In A Lifetime.
Dieron las 10 de la noche y se quitó los audífonos, dejo a un lado los anteojos, se despojó de la playera y camino derecho hacia una ventana abierta, sin mirar hacia atrás, sin siquiera pensar en las consecuencias, llego hasta la ventana y asomo su cabeza hacia el vacío, sonrió.
Burning Down The House.
Hoy no será, se dijo o lo pensó, cual es la diferencia en todo caso, y regreso a sentarse y cruzar ambas piernas, se colocó la playera de nuevo y se puso los anteojos al igual que los audífonos de nuevo, comenzó a sonar People Like Us y sonrió nuevamente.
Dieron las 11 de la noche y comenzó a sonar Tame Impala, decidió que era tiempo de descansar, que era tiempo de pensar un poco más normal, más común, y decidió ir a dormir, decidió ir a soñar con ella.
Mind Mischief.
Rogelio Mejia.